Las herramientas de gestión se activan una vez detectados los intereses particulares y ofrecen dos grandes vías para reconducir estas situaciones de riesgo: eliminar el interés que origina la situación de conflicto de interés, cuando esto sea posible, o evitar la influencia de este interés sobre el juicio profesional cuando se trate de intereses que no pueden eliminarse, como por ejemplo los derivados de relaciones personales y profesionales.